abril 09, 2006

Ensayo libre, ?OnO¿

Sobre la extraña alegria Calaberistica.



Hablo de hechos. Hecho y realidades, cosas de verdad, serias, creíbles y que pueden pasarle a cualquiera. El hecho es que miraba mis espinillas en el espejo del baño cuando se me ocurre levantar la piel que hay sobre las orillas de mis ojos y descubro algo que ya sabia pero que nuevamente me pareció horroroso. Los ojos son redondos, no son ni un poco achatados ni tampoco se parecen a las pelotas de rugby; redondos, terriblemente redondos. Si pierdes un ojo no puede reemplazarlo con una aceituna, una uva, o cualquier cosa ovoide, sino que el mejor candidato al reemplazo es una pelota de pin-pon. Cuando miras tus ojos redondos sabes que caben perfectamente en el hueco que debe tener tu huesuda cara.

En medio de esas estupideces, llega mi hermano y se da cuenta de que me estoy mirando los ojos, entonces le digo:

- Mira, los ojos son redondos-. A lo que me responde:

- ¿Que no sabiai?

Mi hermano agarro su cepillo de dientes y comenzó a cepillarse (antes le puso pasta al cepillo de dientes, pero creo que puedo saltarme ese detalle), y entonces yo, que aún no me resignaba a la sorpresa de mi descubrimiento, le digo:

- Pero mira, si te mirai los ojos por debajo de la piel es como si estuvierai mirando una calavera con ojos

- Si poh, si uno es como una calavera con carne.

Lo que dijo después me dejo totalmente perplejo:

- Mira, ¿Que estoy haciendo?-. Me dijo e inmediatamente mantuvo cerrada la boca con el cepillo de dientes asomándose.

- No se, ¿que cosa?-. Le dije, porque realmente no sabia que mierda estaba haciendo

- Estoy sonriendo.

Al principio no me quedo muy claro. Trate de desentrañar lo que me estaba diciendo, pensé en los últimos temas que habíamos tratado (o sea lo de los ojos), pensé en las cualidades alucinógenas de la pasta de dientes, pero aún me costaba un poco. Sin embargo, lentamente la niebla en mi cabeza empezó a despejarse y, luego de unas veinte repeticiones de la misma rutina con mi hermano interpretando diferentes muecas, pude decir:

- Ahhhhh, estay sonriendo-. Exacto, estaba sonriendo.

- Si poh, estoy sonriendo-. Y con una expresión de "Por favor, si no era tan complicado, no podis ser tan weon" escupió en el lava manos y se fue.

Pero yo me quede. Me quede porque aún no reventaba la maldita espinilla. Después me fui y me di cuenta de la insondable profundidad del misterio humano, a la que mi hermano había hecho referencia. Lo queramos o no, siempre estamos sonriendo. Somos tipos muy felices y vamos por allí con una esplendida dentadura en forma de media luna, porque esa dentadura es parte de la feliz cara de nuestro esqueleto. Pero hay un problema para esa teoría, ya que el hecho es que no siempre estamos sonriendo, y, sin embargo, de hecho siempre estamos sonriendo. ¿Que hace tan felices a los esqueletos? Todos sonríen, hasta los de los animales. El caballo la debe pasar muy bien para tener esa sonrisa. Quizás haya que definir que clase de sonrisa es esa que tienen las calaveras, para poder saber que las hace felices. Se podría decir que es una sonrisa maquiavélica, burlona, una sonrisa de "Ha-Ha" (Con un sonido burlón y un dedo apuntándote). Si ese es el caso, lo que las debe hacer felices es el estar riéndose constantemente de nosotros con frases impronunciables (Por que los esqueletos no tienen cuerdas bucales), como "Ja, Ja, montón de pellejo y carne en putrefacción", o incluso riéndose cuando ellos son los perjudicados con cosas como "Ja, Ja, te quebraste el peroné y te duele a ti porque yo no tengo conexiones nerviosas". Son un montón de huesos bastante crueles, o incluso demasiado crueles para, en realidad, no poder expresar otra emoción que no sea absoluto regocijo. Realmente es bastante terrible darte cuenta de que adonde quiera que vayas siempre hay un tipo que esta allí contigo riéndose de los que haces. Imagínense que clase de cosas dirá en el baño, o que le causara gracia en reuniones sociales, porque lo único peor que un tipo huesudo riéndose de ti, es un montón de tipos huesudos riéndose de ti y de tus amigos, más encima sin que los sepas.

Además los esqueletos deben ser bastante avaros con su felicidad y su propensión a compartir su alegría debe ser bastante escasa. Esto ultimo porque no comparten su eterna sonrisa con nosotros los pedazos de carne; a nosotros solo nos es posible hacer una mueca bastante incomoda que hemos llamado sonrisa, pero solo los huesudos pueden tener lo que es una verdadera sonrisa. Ellos siempre tienen una sonrisa de mejilla a mejilla, mientras que nosotros solo podemos conformarnos con levantar un poco nuestras mejillas. La vida del esqueleto se me figura bastante extraña sin ojos, ni oídos, ni voz, y con una única misión de sonreír siempre. Siempre felices es su lema. Si los esqueletos usaran poleras, usarían una que dijera "Have a nice day" con una carita alegre de estampa. Eso de "el niño que llevamos dentro" es una metáfora para decir "el esqueleto burlón y risueño que llevamos dentro".

Hay pruebas empíricas para establecer que los esqueletos son bastante alegres: 1) Los insectos son criaturas alegre y felices, que trabajan o participan en circos y se meten en situaciones cómicas (¿No vieron "Bugs" o "Antz"?), lo que solo puede ser posible porque poseen un "Exoesqueleto"; 2) En el final de uno de los especiales de noche de brujas de "Los Simpsons" una niebla verde que "da vuelta a la gente" entra por la ventana y "da vuelta" a la amarilla familia en su totalidad. ¿Que paso entonces? Se pusieron a bailar tap-tap, una de las danzas más felices de toda la tierra; 3) Las momias de Antofagasta, por alguna extraña razón, están "cagadas" de la risa 4) Una vez comí un jurel en tarro que tenía en la tapa la figura de un alegre jurel, lo que además se relacionaba con la extraña coincidencia de que en su interior hubiera más huesos que jurel.

En conclusión, es mejor estar siempre atento a sonreír en el momento preciso porque seguramente, sino lo haces, habrá alguien más atento a reírse de ti.