Entre alturas y centuriones
He vuelto a la ociosidad de una babosa
Que mis pies se hagan despacios
Pensando en tu cintura, alucinando con tu vientre
Pero se ha bordado mi mente
Que mis ojos se burlen
Tanto tiempo, ¿Cuanto vende?
Hoy he visto tu apertura y he soñado vivir en tu liendre
En un velo despiojado
Mi espalda se curve
Que ostentosamente se paren mis labios
En un cielo despejado
Que mis manos se abrazen
Doy mis manos, se han dislocado y asado