noviembre 16, 2008

El ermitaño

El ermitaño despierta. El ermitaño no sabe qué, porqué, cuando, cual, a quien, con quien, por quien, por si es qué o si acaso no-deberías-dejar-de-hacer-preguntas-y-hacer-lo-que-haces, que hace o es lo que hace. El ermitaño no cae. Pero de vez en cuando tiene hambre y sed, y así abre los ojos llenos de lagañas para ver el día. Deambula, por entre las cosas y juega a la apatía para ahorrarse algunas monedas. El ermitaño no sabe, pero siente. Y si se pierde entre los parques de babosos exhibicionistas, en su búsqueda de nadie, las cosas se apartan horrorizadas a la luz de su sonrisa. El ermitaño aprendió a ver más, escuchar menos, hablar neutro. El ermitaño sabía; se iban anulando unos otros, unas a otras. Y el ermitaño cruzaba, a pesar de todo, las calles, cubriéndose detrás de alguna señora con su bebe en coche y cuando no habían señoras con bebes en coches, el ermitaño sentía como bajaba su carne cabecera, sus sesos, su sangre, su bilis cerebral, a buscar los frutos podridos del árbol frondoso del sentido común. Y su sonrisa quemaba las cosas cuando volvían sin nada. El ermitaño regresa, satisfecho; satisfecho como siempre, como si tuviera hambre cuando partió. Satisfecho cuando tiene hambre, hambriento cuando esta satisfecho. Y sonreía ¿Quién, para quién, le había enseñado-no-preguntes-más a sonreír? Vuelve y se acurruca entre sus excrementos, su hogar, él. Se pasa por encima su propia tortura y regresa, como si regresar fuera algo por lo que sonreír. Regresa para volver a buscar. El ermitaño sabe que todo se anula, que todo se va y que todo vuelve, pero no entiende que quiere decir con eso. ¿A quien le importa?

agosto 28, 2008

Vuelir

Por poner algo.


El auto comenzó a acelerar mientras papá y mamá discutían.

Las luces naranjas de los postes de Eleuterio Ramírez pasaban como luciérnagas por los ojos negros del bebe en su silla-para-bebes. Y como sucede en estos casos, el choque del auto contra la micro 203 que pasaba por San Francisco sonó para sus ocupantes como suenan las cosas secas. Para los ocupantes del exterior sonó como un grito de neumático y un ¡paf!, con subsecuentes sonidos de vidrio cayendo como lluvia al pavimento. Un abuelo no sintió nada y siguió soñando con una casa en Papudo para ver el sol ponerse al atardecer.

Y el bebe tuvo la experiencia lenta de la gravedad mientras flotaba por el espacio entre los asientos de sus padres. Si hubiera crecido para contarlo, hubiera dicho que eso debe sentir la ropa en las lavadoras. Pero como su pequeño cuerpo cartilaginoso fue escupido por el cristal del parabrisa a una velocidad y una altura adecuada, no pudo contar nada. Nunca. Su sangre, tiempo después, solo era un manchón negro en la vereda de Eleuterio Ramírez. Su nombre, solo era un nombre más en un animita de bebe. La gente decía que penaba durante las noches por no haber podido disfrutar la vida, por haber muerto en su amanecer.

Quizás la gente le pone demasiado color.

julio 19, 2008

Dispara

si no sabes lo qué es una bala

Tira una piedra

Si sólo quieres saber como suena

Quizás el tiempo diga

De qué tendrás que arrepentirte

Pero los ríos suenan

El agua es sangre

Y no nos bañamos dos veces

En el mismo miedo

julio 12, 2008

Siete tesis sobre el infierno

I

Si el infierno es eso que dice un negro en una película gringa de comedia
Si es eso que apunta con su dedo como arma
Entonces, el infierno queda tan cerca
Que lo podemos comprar

Cuando las sienes revientan
Y el piso nos confiesa
Si antes de morir
Tenemos claro que decir

Entonces, el infierno esta en nuestra cabeza


II

Si el infierno es donde nos mandan cuando no nos quieren aquí
Si es eso que se siente como las vacaciones a las que nuestros papas nos invitaban obligados
Entonces, el infierno pasa como la infancia
Y se desvanece en la palabra independencia

Pero nunca muere
Se queda en la barra
Espera que la noche
Le deje una dama





III


A veces cuando lloro
Creo que todo puede llorarse
Lo malo es que creo lo mismo
Cuando converso

A veces cuando hablo de mi mismo
Me cuesta empezar con siempre


IV

El infierno es de invierno
Y es caluroso
No tiene señal para el celular,
El baño es unisex
Y las peluquerías cuestan $100 con un pedazo de confort
El diablo anda haciendo gira por el mundo
Así que el señor que lo administra
Es un antropólogo que tenia una perversión por los huesos
Que se le curó cuando conoció la guerra
Allí nunca encuentras a tus amigos
Pero si a gente muy simpática para conversar
Y si tienes suerte para hacer dedo
Puedes llegar a disneyworld


V


Hay un infierno en versión para viajes largos
Como los juegos de mesa
Sucede cuando dicen que los poetas
Son (buenos) para cantar las cosas


VI


Si el infierno fuera el amor
Habría que desenterrar a tantos muertos
Que no han sabido que lo suyo
Se pasa con un poco de fe


Si el infierno fuera el amor,
La pasión, la vida, la humanidad,
No tendrían de que preocuparse

Pero parece que no
Parece que el infierno es un incendio
Con bomberos morbosos esperando en el grifo
Parece que el infierno es el dedo y entremedio
De lo que apuntaba el negro en su film


VII


Y qué hay con el cielo?
Y qué hay con estas preguntas infantiles de cuarto medio?


El infierno no hace preguntas
Simplemente se mete en el cuerpo
Cual vomito en cena de navidad,
El infierno no pesca
No tiene de qué preocuparse
Ni nosotros de qué preocuparnos en él
Sí, no es la culpa
Ni el arrepentimiento;
Sino la felicidad serena
La que aparece en el numero uno de la lista de crímenes a castigar
Tomando en cuenta que allá el castigo no es un castigo
Y que la ética es solo una sección en las librerías
Teniendo en mente que la vida
Es una palabra para la publicidad en seguros
Y que la muerte
Es una excusa del frío

11/07/2008

mayo 29, 2008

A nosotros

Eso.
[Espero que te guste mi piel
Aún cuando sepa a la mezcla indefinida
De sudor y lacrimógenas
Aún donde retiene el llanto triste
De toda una época]

¡Que se acabe el cielo nublado!
A nosotros las lagrimas
Nos las hacen de fábrica

Y el silencio del luto cotidiano
Lo rompen los bloques desintegrados
Las balizas, amigas reencontradas,
Las zapatillas converse y los zapatos de escuela
Recién anteanoche lustrados
Corriendo desorientados
Los bototos duros, los duros,
Maltratando el asfalto
Humillando al smog
Sembrando la baba
De democracias hechas a punta de electroshock

¡Que salga en titulares!
A nosotros las lagrimas
Nos las hacen de fábrica

Y somos las chivatas de nuestro tiempo
En que la muerte ha hecho lista de espera
Somos la generación que no sabe de aliento
Queremos la fiesta luego del funeral


jueves, 29 de mayo de 2008

abril 28, 2008

Un miedo en carne, profecia y derrota.

1

A conversation begins
with a lie. and each

speaker of the so-called common language feels
the ice-floe split, the drift apart

as if powerless, as if up agains
ta force of nature

A poem can being
with a lie. And be torn up.

A conversation has other laws
recharges itself with its own

false energy, Cannot be torn
up. Infiltrates our blood. Repeats itself.

Inscribes with its unreturning stylus
the isolation it denies.


[Toda conversación
Con una mentira. Y cada

Hablante del llamado lenguaje común siente
La ruptura del témpano de hielo, el ventisquero

Que se aleja como si fuese impotente, como si
Luchase contra una fuerza de la naturaleza

Un poema puede comenzar
Con una mentira. Y puede ser despedazado.

Una conversación se rige por otras leyes
Se recarga con su propia

Falsa energía. No puede ser despedazada.
Se infiltra en nuestra sangre. Y se repite.

Con su aguja sin retorno
Graba la soledad que niega]

Cartographies of Silence, Adrienne Rich




Chopin no tocará dos veces las mismas canciones bajo la lluvia
Ni el sol, ni el frío
Ni los violines que suenan feo
Ni los secretos
Ni los psicoanálisis improvisados con tus codos sobre mis rodillas
Ni las cebras de felpa robando las telas amarillas
Menos aún el portero usando diminutivos
Ni los veranos enteros
Llenándose con oídos y suspiros
Ni mi timbre rompiendo el zumbido
Ni mi cabeza adolorida
Ni mis días de mierda
Ni los viajes eternos
De ida,
Ni la esperanza desierta, en la vuelta
Ni el silencio de la mañana al otro día
Ni la tristeza polvorienta del bus verde a su salida
Ni los nadas nananieados por una locura pulida
Ni las narices mojadas
Ni los choques dentales de los perritos
Ni el asco adaptado a su versión para chiquititos
Ni piazzolla, ni el invierno, ni el puerto
Ni los mimos,
¡Oh, no!, menos los mimos
Ni Lynch cerrando la puerta a los tardíos
Ni las huellas
Ni los comentarios
Ni los papeles de mi agenda arrancados
Ni las manos sin roles acordados
Ni la vida cuando se ha acabado
Ni el tiempo cuando se va y rima en vano
Ni mi silencio
Ni mis bromas malas
Ni tu sonrisa, ni tu, mierda, sonrisa
Ni el sol o el frío
Entrando al comedor el sábado
Ni las luces de la noche
Ni el hippismo
Ni los ángeles cuando se han dormido
Ni nada que pueda despertar
En medio de la lluvia
Para escuchar, de nuevo,
El piano de Chopin
Cantarte al oído

sábado, 26 de abril de 2008

P.d. No pude aguantarme.

abril 27, 2008

Epigrafe a un miedo no publicado.

1

A conversation begins
with a lie. and each

speaker of the so-called common language feels
the ice-floe split, the drift apart

as if powerless, as if up agains
ta force of nature

A poem can being
with a lie. And be torn up.

A conversation has other laws
recharges itself with its own

false energy, Cannot be torn
up. Infiltrates our blood. Repeats itself.

Inscribes with its unreturning stylus
the isolation it denies.


[Toda conversación
Con una mentira. Y cada

Hablante del llamado lenguaje común siente
La ruptura del témpano de hielo, el ventisquero

Que se aleja como si fuese impotente, como si
Luchase contra una fuerza de la naturaleza

Un poema puede comenzar
Con una mentira. Y puede ser despedazado.

Una conversación se rige por otras leyes
Se recarga con su propia

Falsa energía. No puede ser despedazada.
Se infiltra en nuestra sangre. Y se repite.

Con su aguja sin retorno
Graba la soledad que niega]

Cartographies of Silence, Adrienne Rich

marzo 23, 2008

Un buen día para Democracia.

Dedicado a mis calzoncillos (lavados hoy).


Un buen día Democracia despertó y se puso a buscar sus calzoncillos. Democracia no era de los que se bañan antes de vestirse por las mañanas. Y justo ese día, a Democracia no le quedaban calzoncillos limpios. Por cierto, Democracia es mujer, lo que quiere decir (¿Quién sabe bien en realidad?), que no tiene cosita. Pero Democracia siempre se sintió como un hombre. Ella creía que lo suyo eran los deportes rudos y las apuestas. Por eso, cuando los curas, los psicoanalistas y las mujeres, y los hombres, empezaron a molestarla le dijo a su mamá; «Mamá, me voy a la chucha», y se fue a la conchesumare. También se iba por su papá, que no tomaba muy a bien que su hijita quisiera ser un hombre. Él hubiera preferido que no fuera nada. Y cómo Democracia siempre fue una mujer de palabra, pero, más que nada, una mujer de mucha plata, agarro el primer avión y partió hacia el norte.

Ahora, con los años, se dio cuenta de que todo lo que tenía en mente sobre Europa era un prejuicio. Ella creyó que allí lo dejarían en paz. Pero, la verdad, es que tuvo que andar vagando de país en país, haciendo amigos de mentira, los que, una vez que comprendían que lo de ella era ser hombre, rudo y activo, la abandonaban aunque seguían aparentando ser sus amigos. Así, Democracia fue una travestí conocida por toda Europa. En Chile no supieron mucho de él, excepto algunos de sus parientes y sus amigos pudientes que, de vez en cuando, viajaban a comprar pan y mermelada a Francia. Ellos se decían: « ¡Que bien que le está yendo a Democracia! ¡Bien por ella!». Con los años y sin saber cómo, Democracia regresó a Chile. Se sintió bien recibida, a pesar de llegar con los pantalones y los calzoncillos bien puestos. A todo esto, Democracia aún seguía buscando calzoncillos en la mañana de ese buen día. Ya se había decidido a lavar algunos en su lavadora mademsa. Y como decía, Democracia se encontró con los amigos que habían oído de ella en Europa. No encontró a sus antiguas novias, ni a sus amigos rudos, a veces ni siquiera encontró a sus parientes. Por supuesto sus amigos pudientes no sabían nada de eso. Más bien, ellos estaban excitados con la llegada de Democracia y le pedían que les contara historias del viejo continente. Le preguntaban si había cachaó cuando llegó la posmaternidad, la posmasonidad, Democracia no recuerda muy bien, a Europa, y Democracia les decía que no, que seguramente había estado muy drogada ese día. Quizás todos habían estado muy drogados esos días. Y con el tiempo Democracia empezó a llevar una vida normal en Chile. Democracia trabajaba en el espectáculo y le iba la raja, todos decían «¡Que bueno el espectáculo de la Democracia!». Ja, a Democracia le encantaba todo eso, que la gente conociera su nombre y anduviera baboseándolo por todos lados. Los diarios eran los que lo hacían mejor. Pero a Democracia no le importaba mucho, simplemente se reía, ya que, en el fondo de su corazón, sabia que nadie la entendía muy bien, nadie se metería con las cosas travestidas. Le bastaba con el amor de su novia Lucrocia, con sacar a cagar a su perro Millico, y con tener un calzoncillo limpio todos los días.

Y ese buen día, Democracia se demoro más de la cuenta porque no le quedaban calzoncillos. Cómo se reiría la gente si supieran que Democracia tiene todos los calzoncillos cagaos, se decía a si mismo. Y entonces fue y prendió la lavadora mademsa que le había dejado su papá, la que había dejado en el fondo de la cocina de su apartamento. Echo un calzoncillo adentro y caminó al baño. Ese día Democracia decidió limpiarse, así que se metió en la ducha, y mientras se lavaba pensaba en Lucrocia, que se iba a enojar porque a ella le gustaba su suciedad. Son cosas que pasan, se dijo que le diría. Y entonces un pito la saco de la ducha con una toalla tapando su cosita, y corrió a ver que le pasaba a la puta lavadora. Nada; pero cuando llegó con los pies mojados y tocó la lavadora, una suave electricidad arrasó su cuerpo y le dejó con el corazón sorprendido, tendida en el piso, tiesa. Ese buen día Democracia murió, con los calzoncillos cagaos, todo por culpa de la lavadora que le había dejado su papá.




febrero 07, 2008

(Pongale letra no-anglo-parlante a la canción, ó(h!) qué he hecho con mi tiempo[?])



enero 21, 2008

O terminan o se abren.

(Ficcion a partir de pequeñas verdades)

Sonaba en el supermercado esa canción de los Bee gees, no recuerdo bien el nombre, algo como how deep is… No importa. Era un cover y las voces eran interpretadas por un piano con sonido artificial. Si no fuera por ese ruidito no hubiera notado que estaba en el supermercado.

Ella, claro, no se dio cuenta de la canción. Estaba tensa. Yo también estaba tenso, y me apoyaba en el carrito tratando de parecer indiferente. Ella trataba de hacer como si supiera qué estaba buscando, mirando cada producto con sospecha. A ella no le gustaba la comida picante, así que fue obvio que algo raro pasaba cuando se quedó con la vista hundida en una lata de chile jalapeño. Estábamos incómodos y los sabíamos: desayuno silencioso, preguntas sobre cosas que ya sabíamos y esa obsesión de mirar el número del ascensor, habían sido el preludio. Estaba claro que el tiempo no compra comodidad; a lo más regala un poco más de tiempo.

Entonces, ella posó su mano sobre la lata de chile jalapeño, como tratando de sentir su alma mexicana, y luego de soltar un suspiro me miró y movió los labios -Ya no funciona. Quiero irme-. Se dio vuelta, empezó a caminar; yo me quede apoyado en el carro y escuche como la lata cayo al suelo. Ella miro de reojo y siguió caminando. Yo recogí la lata abollada y leí “Duración: 2 años a partir de la fecha de elaboración”. Ella salía del pasillo ése, donde ponen las ampolletas, y esquivaba una caja con escobas. La lata no tenia impresa la fecha de elaboración. Una señora la miró feo, pensando que quería colarse en la fila para la caja. No había forma de saber la fecha de vencimiento. Ella dejo atrás las cajas y con un suave giro del tobillo desapareció de mi vista. ¿La lata iba a durar para siempre?
Ese día la luz azul del televisor en mi cuarto oscuro iluminaba mi tenedor clavado en un chile jalapeño.

enero 06, 2008

Nuevas mañanas de sábado

(Relleno lleno de letras para que la gente no lea ni postee)

Limpie el baño
De las sucias manchas de un fin de semana
Las mañanas de sábado
No sirven sino para una caña
Y no esperan
A que el asco, o los ron-con-jugo
Se disuelvan en tu carne
Ni esperan que el olor
Del desayuno bien hecho de tus vecinos,
Jugo-de-naranja-y-tostadas-con-huevos,
Renueven mágicamente tu refrigerador
No creo que esperen muchas cosas
Porque las mañanas de sábado se pierden
Y las esperas no pueden soportar
Las esperanzas perdidas
Pero tampoco borran
Los dos minutos que cuesta esperar por un beso
Ni borran la soledad que despierta contigo
Para ir al baño a tomar agua
Quizás, a vomitar un poco
O ambas
O ninguna
Como ningún cabello se rescató de esa noche
Como que un beso de despedida
Quiso salvarse de ser un sueño
En el semi-despertar de un soñador
¿Dónde irán a parar todas esas cosas?
¿Tendrán que vérselas con el silencio de la mañana de un sábado?
Deben haber sobrevivido
A suertes peores que las del bingo
Porque hoy despierto
Y ya es domingo


domingo, 09 de diciembre de 2007






Versión con harto espacio en negro

Limpie el baño
De las sucias manchas de un fin de semana


Las mañanas de sábado
No sirven sino para una caña

Y no esperan
A que el asco, o los ron-con-jugo
Se disuelvan en tu carne

Ni esperan que el olor
Del desayuno bien hecho de tus vecinos,
Jugo-de-naranja-y-tostadas-con-huevos,
Renueven mágicamente tu refrigerador

No creo que esperen muchas cosas
Porque las mañanas de sábado se pierden
Y las esperas no pueden soportar
Las esperanzas perdidas

Pero tampoco borran
Los dos minutos que cuesta esperar por un beso
Ni borran la soledad que despierta contigo
Para ir al baño a tomar agua

Quizás, a vomitar un poco

O ambas

O ninguna

Como ningún cabello se rescató de esa noche
Como que un beso de despedida
Quiso salvarse de ser un sueño
En el semi-despertar de un soñador

¿Dónde irán a parar todas esas cosas?
¿Tendrán que vérselas con el silencio
de la mañana de un sábado?

Deben haber sobrevivido
A suertes peores que las del bingo
Porque hoy despierto
Y
ya
es
domingo







P.d.: ¿Qué importa si al final la idea es meter lo que uno cree entre las pocas oraciones que pueden rimar?